ESPIRITUALIDAD

ESPIRITUALIDAD. (Un camino a veces sin salida)

Si hablamos de espiritualidad, casi todo el mundo acordará que es un asunto serio, trascendente y positivo. Y así lo es en esencia, pero esto deviene en problema cuando la espiritualidad deja de ser un estado para convertirse en un objetivo, una creencia o un nuevo status personal. El ego se apodera de todo, también del buscador espiritual.

Podríamos estar varias vidas hablando acerca del concepto de espiritualidad y sería tema inagotable e inacordable, pues como todo lo que atañe al individuo es altamente personal.

Para mí la espiritualidad se resume a un único aspecto: “Si estamos o no conectados a la Fuente”. Todo lo que podamos hablar aparte de esto será arquitectura mental y un código reglado, por supuesto por el inefable ego, que una vez más teje su tela de araña para atraparnos en el propio misterio que queremos desvelar.

No me importa como seas, lo que hagas, lo que pienses o lo que sientas, si estas conectad@ a la Fuente será correcto y te reconoceré, me reconocerás y podremos relacionarnos de igual a igual, nos podremos amar.

Conversaremos, debatiremos, confrontaremos y pondremos ideas en acuerdo o no, pero lo único esencial será la experiencia si esta no está contaminada por uno de los hechos más asombrosos y característicos del ego: “Tener razón”. Es tan compulsivo el ego en esta cuestión, que si nos fijamos, nos incita en la delirante actitud de preferir tener razón a ser felices…

Del camino espiritual del que aquí trato, como de cualquier otro que podamos compartir, sólo me parece relevante una cosa; “Si ese camino nos hace más amorosos es verdadero, si no, no”.

Así de simple y así de rotundo.

No creas en un camino que no te conduzca a la alegría, a la paz y en último término al amor.

Respira profundo, siente, percibe, no analices, permite que colapsen los diques que retienen la oscura marea que se oculta y que a la vez puga por brotar de tu interior. No temas la inundación, ni la supuesta devastación que esta produzca, porque sea cual sea el disfraz que esta corriente interior muestre, siempre, y digo siempre, será una sola y única cosa… AMOR.

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