“Y cada copo de nieve
cae en su lugar exacto…”
¡Qué belleza!
La persona que aparece en nuestra vida…
Esa experiencia que se nos presenta…
Cada nuevo comienzo y cada nuevo final…
Al conectarnos a la Fuente Esencial de nuestro interior más íntimo,
podemos percibir que todo es perfecto.
Y está ahí porque algo esencial hemos de experimentar y aprender.
Creemos que nos hemos desviado del camino, que nos hemos perdido,
y la sensación de que “esto no debería estar ocurriendo” nos atrapa.
Sentimos temor.. y huimos.
¿Y si resulta que huir no es la opción?
Porque, ¿qué mecanismo nos impulsa a huir de lo desagradable y acercarnos a lo agradable?
Parece lícito, Pero ¿y si en lugar de huir de lo desagradable (dejándolo atrás o ignorándolo)
lo miramos directamente a los ojos y lo transmutamos?
No debemos ir en busca de lo que podamos considerar desagradable,
pero si esa fuera la experiencia que se te presenta, afróntala,
no cuestiones a la vida porque te ha traido esa experiencia,
es la que necesitas para crecer en ese momento,
abrázala y pregúntale íntimamente qué quiere de ti.
Puede ocurrir un Milagro…
Quizá, cuando le arrebatemos su máscara a “lo que está ocurriendo”
nos demos cuenta que no era lo que nos parecía.
Y de la supuesta experiencia negativa aprendemos algo esencial.
En todo hay oculta una bendición.
Abracemos cada nueva experiencia libres de miedo
y nos daremos cuenta que cada acontecimiento de nuestra vida…
es Dios que nos habla.
“Y cada copo de nieve
cae en su lugar exacto…”
Sí, qué belleza!